Eran las 5 de la mañana, hacia medio año que Julian no subía al Dobra para vigilar al reducido numero de cabezas de ganado que su pequeña pension le permitia mantener. La culpa de tan larga ausencia la tenia aquella maldita Ulcera que le estaba destrozando la jubilación.
De repente en un cruce percibio algo distinto de lo que su memoria habia registrado durante mas de medio siglo de subidas y bajadas al monte.En el lugar donde siempre habia estado la verja de entrada a su finca ahora solo quedaba un amasijo se hierros. Asustado por la suerte que habria corrido su ganado corrio como alma que lleva el diablo, ignorando el dolor que le producia la ulceraal entrar en la explanada y tras un breve vistazo, percibio aliviado que no habia desparecido ninguna bestia.
Tras el susto inicial, el anciano procedio a dar un paseo por el llano. Al acercase al comedero de los animales, Julian se extraño al ver que este estaba extremadamente undido en la tierra, asi que se tomo su medicacion y se puso manos a la obra.
Llevaba ya 30 minutos desenroscando tuercas y sacando tornillos, cuando por fin consiguio mover el comedero con su pequeña excavadora, vio algo que le dejo paralizado, bajo el comedero, boca abajo y vestido de traje, habia un cadaver.
A lo largo de la vida, este largo y escarpado camino, nos podemos encontrar con muchos cadáveres como el de Julián. A menudo, el ser humano cava su propia tumba y la prueba de ello son las guerras, los genocidios, los infanticidios...No se puede escapar de esto que llamamos: "mundo".
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